Soy Julio César Arias Gómez. Me gusta decir mi nombre así, completo, sobre todo mencionando el segundo apellido. Acostumbramos a omitirlo en la inmediatez del mundo moderno, pero me siento orgulloso de ambos porque, finalmente, juntos han formado quien soy hoy en día.
Nací en Medellín, el 25 de junio de 1979, pero crecí en Rionegro, Antioquia, Colombia, donde resido en la actualidad. Soy Licenciado en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana, carrera que sentó buenas bases para la creación de este proyecto. Estoy casado hace varios años y soy padre de una hermosa e inteligente niña.
Alguna vez tuve la intención de ser escritor de ficción, pero, como mencioné en la bienvenida a esta bitácora, esa pasión entró en una especie de hibernación que se alargó más de lo esperado, hasta que me topé con la idea de este blog. Por cuenta de esos años de escritura constante, tengo engavetado un libro de cuentos sobre la muerte, Cuentos Muertos, que estuvo en peregrinaje editorial hace como 20 años. Uno de los cuentos que lo componen, Duermen, fue publicado por la desaparecida revista literaria Número en 2008. Fue un momento de inconmensurable felicidad: era un medio muy respetado y, además, para mi sorpresa, le agregaron ilustraciones alegóricas al relato.
Soy amante de la música, melómano, como suelen llamarlo. No concibo un solo día sin ella. Es una pasión heredada por el lado de mi familia materna, particularmente de mi abuelo, quien me enseñó a apreciar la buena música y el buen sonido. Me mostró cómo ir más allá: conocer e investigar sobre los artistas que nos gustan, entender su devenir y razón de ser. Me brindaba datos y anécdotas que, ahora pienso, no sé de dónde sacaba, en una época sin Internet.
De niño, poco entendía esto, pero una vez llegué a la adolescencia, cuando compré mi primera grabadora a los 14 años, la curiosidad por los artistas musicales fue algo natural. En una época todavía sin Internet, corría a comprar revistas o, cuando estaba en la universidad, prestaba libros y me mantenía al tanto por medio de MTV2 sobre las novedades musicales (el MTV regular ya comenzaba a apestar) y también Radioacktiva Planeta Rock Medellín.
Todo mejoró con la llegada de Internet: la información era casi infinita y estaba al alcance de la mano. Desde entonces, no he parado de investigar y leer sobre artistas, canciones y álbumes que captan mi atención, sobre todo aquellos del pasado que nunca antes habían llegado a mis oídos. Me encanta desenterrar ese tipo de tesoros, esos vellocinos de oro. ¡Cómo quisiera tener la memoria de un buen historiador para recordar tanta información que he leído a lo largo de los años!
Ahora que cuento con este barco, que éste sirva para fusionar la música y otras pasiones, como lo es la escritura, en este viaje de aventuras hacia nuevos lugares por descubrir. Que esta bitácora sirva como un medio para guardar los nuevos recuerdos y experiencias forjadas en dichas aventuras.
Cuento con su compañía, queridos argonautas.
Para conocer más sobre La Bitácora de Argo visita:
Sobre la creación de La Bitácora de Argo
Me encantó.
¡Gracias!