Draco Rosa: nómada, loco, noctámbulo y soñador – Parte I (1996-2013)

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1996. Un buen amigo del colegio, con el que compartía música, compró el disco Vagabundo, del cantautor boricua, nacido en Nueva York, Robi Draco Rosa. Escuchar en la sala de su casa «Madre tierra» por primera vez, ese corrientazo por todo el cuerpo, que te deja en shock, eso no se olvida. Un álbum ecléctico, denso, que navega entre el grunge, el rock psicodélico, el hard rock y las baladas, entre otros géneros. Nadie había conseguido sonar así en español hasta ese momento. Además, Draco andaba embebido por los poetas malditos y eso aprecia en las letras. En Radioacktiva Planeta Rock Medellín también rotaban con regularidad «Penélope» y «Vagabundo» para este trabajo acabar de permear mi existencia. Fue natural: conseguí mi propia copia del álbum. Hoy por hoy es uno de los discos en mi colección que más muestra el trajín físico que conlleva manipularlo múltiples veces a lo largo de los años. Hace parte indeleble de la banda sonora de mi vida.

Video «Madre tierra». Robi Draco Rosa. 1996

Para mi sorpresa, por un comentario en la radio me enteré de que Draco que había sido parte de Menudo. Perteneció al grupo entre los 14 y 17 años (1984-87), ingresó como reemplazo del icónico Johnny Lozada. Con su participación, lograron tener éxito en Estados Unidos gracias a su dominio nativo del inglés.

Video de «Hold Me». Menudo. 1985

1997. En mi época de universitario, visitando la tienda de discos, cual niño adicto al dulce, me encontré con Frío, su primer álbum en español como solista (aún no había agregado «Draco» a su nombre artístico). Fue un tesoro inesperado, pues había dado por sentado que Vagabundo era su primer álbum. También me enamoré de ese disco sin remedio (con excepción del último corte, «Mama Hue», que sobra en el disco, Draco estará de acuerdo conmigo). Me sorprendió mucho «Cruzando puertas» (la cual -supe después- compuso con apenas 16 años), llevaba un tiempo escuchándola en la radio sin tener idea de que se trataba de él; de hecho, por su tono de voz, creía que la interpretaba Pedro Fernández, quien por esa época también sonaba en la radio con «Mi forma de sentir».

Video «Cruzando puertas». Robi Rosa. 1994

También supe que había protagonizado la película Salsa, en 1988, al lado de su entonces futura (ahora ex) esposa Ángela Alvarado, con quien tuvo tres hijos. Había visto en la televisión esa película cuando niño, años antes de toparme con su música. En ella aún luce una piel prístina, sin rastro de los tatuajes que se evidenciarían en años posteriores.

Fragmento película Salsa. 1994

Poco a poco iba conectando los puntos, pero también la curiosidad me espoleaba sin clemencia: ¿cómo era posible que esa misma persona había traído a la vida semejantes canciones con tal voltaje? A pesar de la evidencia, llegué a dudar. Por su apariencia física, parecía cuatro sujetos diferentes: en Menudo un muchachito con pinta ochentera, con voz en maduración; en Salsa un hombre muy joven, con baile enérgico, que probaba suerte en la actuación; en Frío, un artista que se abría camino en la música con una distintiva pinta de cabello largo y pintado de fucsia, con un particular tatuaje de un corazón espinado en su mano derecha; en Vagabundo un hombre sumergido en canciones densas y con una apariencia desaliñada: cabello corto y desarreglado, mal sentado en la carátula del disco, muy de acuerdo con el título de éste. Era la misma serpiente, pero cuyo tono y textura de piel cambiaba con cada muda.

Evolución Draco Rosa 1986-1996

1997. Escasa información adicional lograba acceder sobre Draco. En MTV Latino rotaban el video de «Madre Tierra», pero no tanto como se lo merecía; nunca logré pescarlo a tiempo para grabarlo con mi VHS. No obstante, en aquella época pude conocer un poquito de él cuando Camilo Pombo lo entrevistó en el programa Esta noche sí, que conducía al lado de Pilar Castaño. Al presentarlo no olvido que se refirió a él con el remoquete del «Lenny Kravitz latinoamericano». Me sorprendió su voz y semblante relajados y pausados, mezclando frases entre el inglés y el español. Apoyándose aquí y allá en su muletilla «You know» (que hasta hoy conserva) afirmaba que se había alejado de las drogas. Esa corta entrevista sirvió como paliativo para mi curiosidad.

Tiempo después, quise buscar más discos de él. Encontré uno: Songbirds and Roosters; di un pasón ligero por las canciones del álbum en la tienda de discos. No, no era para mí. Se trataba de las canciones de Frío, pero en inglés.

2000. Como procedí con un sinfín de artistas sobre los cuales deseaba conocer más, investigué sobre Draco una vez tuve acceso a Internet. Encontré, como es bien sabido ahora, que estuvo detrás del éxito comercial de su antiguo compañero de Menudo, Ricky Martin, con la composición de canciones como «María», «Livin’ la Vida Loca», «She Bangs», entre otras, bajo el pseudónimo de «Ian Blake». No hallé más información adicional (ni siquiera tenía una página web). El halo de misterio volvió a posarse sobre él. Opté por resignarme y dejar de nuevo dormida mi curiosidad intrínseca.

Sin embargo, años después pude conocer que entre la película Salsa y su primer álbum en español había vivido en Brasil, donde grabó dos discos en portugués. Luego regresó a su ciudad natal, Nueva York, donde hizo parte del grupo de funk rock Maggie’s Dream, con quienes grabó un disco que obtuvo poca resonancia. Es curioso: Lenny Kravitz grabó unas maquetas en su momento para esta banda, pero optó por seguir su carrera solista, lo cual le dio la entrada a Draco. De alguna forma, el apelativo antes mencionado de Camilo Pombo cobraba más sentido. Eventualmente, hubo roces entre sus integrantes; Draco se marchó y hasta ahí llegó el proyecto. Así, se sumaba una quinta versión de Draco a mi esquema mental de las otras ya exploradas.

Video de «Love and Tears». Maggie’s Dream. 1990

2004. Draco regresó con Mad Love, un nuevo álbum completo de estudio, después de 8 años de ausencia. Un amigo lo tenía, lo pasé a MP3. Es, quizá, su disco más exitoso comercialmente hablando, con una apuesta por canciones en su mayoría en inglés y unas pocas en español. Atrás quedaba su apariencia y música de vagabundo. Aun me sacudían las sensaciones de los dos discos anteriores, por lo que sentí decepción, más por el idioma que por el tono musical expuesto. En este álbum se adentraba en terrenos más pop, «Más y más» es perfecto ejemplo al respecto, Ricky la pudo haber hecho suya.

Quise agregar el video desde YouTube, pero éste no me lo permitió.

2006. Me topé en una tienda de discos con un CD/DVD, Al natural, grabado en vivo por Draco en San Juan de Puerto Rico. Lo compré sin dudarlo. Las percepciones subsiguientes serían mixtas: emoción, pero también desencanto. Algunas canciones eran fieles a las versiones de estudio, mas, de por otra parte, la mayoría difería bastante, como era el caso de «Madre tierra», la canción que me volvió draconiano, era lo opuesto: lenta, muy lenta. No entendí el porqué.

Como consecuencia, mi interés por Draco entró en hibernación por los años que siguieron; sí, claro, continué escuchándolo con regularidad, pero no busqué más novedades sobre él. Eso hasta que en 2013 se supo su lucha contra el cáncer. La noticia afirmaba que éste había regresado. «¿Es que ya había lo había padecido antes?», me pregunté con sentimiento de culpa. No, del primer ataque de esa traicionera enfermedad no me enteré. Esto me sacudió. Los artistas que amamos son como nuestros mejores amigos: siempre están ahí sin importar qué. Ahora era yo el que sentía que Draco me necesitaba…

Continuará…

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