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Frecuencia: un templo de incógnitas

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Así se queda un canción en el alma

La melodía de un güiro en la radio, cual ritmo percutivo de un machete —acompañada de unas congas con un aire dominicano—, atrae mi atención. «¿Radioacktiva ahora programa merengue?», me pregunto, confundido, en esos segundos. Acto seguido, se le unen los acordes de un cuatro rítmico y el punteo de una guitarra eléctrica, sazonados por un bajo de palpitar acelerado y una particular cadencia de semicorcheas en la batería. No, sin duda, no era merengue. Me ataca una sensación de confusión, mezclada con asombro y adrenalina de un melómano en formación.

Una vez excluido el merengue, en ese corto instante mi subconsciente de adolescente prejuicioso me lleva luego a pensar en una banda extranjera, tal como también me sucedió en su momento con La Derecha. Por las características de la introducción —rock mezclado con instrumentos de música tropical—, Caifanes vino a mi mente. «Tiene que ser una nueva canción de ellos», asumí. Sin embargo, cuando el vocalista entra con el primer verso con el golpeteo de un cencerro de fondo, «¿Qué haces, amor, pensando en tu cruz? / Me estás mirando y tus ojos no hacen luz / En el cielo estás, no oigo tu dolor / El alma te separa del mismo rencor», no le encuentro ningún atisbo de semejanza a la de Saúl Hernández. De nuevo estaba errado. «En el suelo duermes, con tus labios muerdo / Y en tu cara veo el antiguo templo / Del mundo vuelas, hacia el cosmos vas / Vuelves a caer en las mismas penas», continúa el cantante entonando. Mi atención esta por completo en la canción.

«Si pudiera regresar de los cielos hasta acá / Te dejaría solamente una rosa en el altar / Sin embargo, estás ahí y no dejas de llorar» repite el coro a lo largo de la canción en un fraseo, una poesía, inusual en el rock. No lo logro descifrar esos dejos tan particulares, no logro ubicarlos, pero me evocan otro ritmo sobre cual no consigo apuntar el dedo. No importa, me dejo llevar, le permito a la canción cincelarse en mi mente, en mis recuerdos, en mi ser para, el resto de mis días. «En el templo hay un penacho azul / Siempre te señala el rumbo del sur / Todas tus pasiones te las guardará / Y te las dará en miles de gotas», entona el cantante durante el estribillo. La parte final de la canción continúa con un solo de guitarra eléctrica, con una suerte de plegaria llanera ininteligible del cantante en el fondo, para luego concluir con una descarga que evoca el ritmo del Sanjuanero.

Espero con atención, pegado a los parlantes, a que hable el DJ de turno para anunciar el nombre de la banda y canción:

BANDA: Frecuencia

CANCIÓN: Tu templo

ORIGEN: Medellín

 ¡¿Medellín?! ¿Unos paisanos míos han traído a la vida semejante canción? Siento orgullo con culpa. Me prometo, entonces, tratar de dejar a un lado mis prejuicios musicales. Este muchachito de diecisiete años tiene que comprender que en Colombia sí se hace rock, música, de calidad.

Y después…

Los meses transcurren sin mayor rastro o información adicional de la banda. Ni de presentaciones en vivo, ni información sobre el álbum donde se pueda hallar «Tu templo». Nada. Es como si hubiesen salido del hueco en el que estaban para lanzar tremenda bomba y volver a esconderse ante mi existencia.

No obstante, tres años después —año 2000—, descubro que un compañero de la universidad posee el álbum, editado por Codiscos, donde se encuentra «Tu templo». Sin titubear, se lo pido prestado con el fin de pasarlo a mi computador. Yo reinaré, se llama el disco. Me encuentro ansioso de saber con qué otros temas me voy a encontrar en ese CD con el Divino Niño desenfocado como protagonista en la carátula. Decepción: es un sencillo, es decir, sólo está «Tu templo», acompañado de otra canción (o lado B), una versión rockera muy bien lograda de «El machete» de Gabriel Romero.

«El machete», versión de Frecuencia. 1996.

Procedo a convertirlo a MP3. Ingenuo, lo paso a 96 kbps, no la mejor calidad disponible.

Corren los años. 2004. Un amigo me comparte en formato MP3 un álbum llamado 2 Gaps de la banda Frecuencia, lanzado en 1998. Escucho el álbum, lo encuentro muy diferente a las otras dos canciones que conozco, dudé que fuera la misma banda. Más aún, veo que contiene «Tu templo», aunque resulta ser una versión también muy diferente. Aún no estoy preparado para apreciar ese sonido.

«Tu templo», versión incluida en el álbum 2 Gaps de 1998.

Los recuerdos de esta memoria fragmentada son confusos; sin embargo, no olvido que mi amigo me comentó que la banda se había terminado, que conocía al cantante, quien se había ido a vivir a Estados Unidos. Eran datos adicionales que no tenía.

Años después, cuando, forzado por las tendencias, empiezo dejar de consumir mis MP3 en mi computador o en iPod, tal como sucedió (de nuevo) con La Derecha, busco a Frecuencia en las plataformas de digitales de música. No hay mucha suerte, aunque se encuentra en YouTube, la versión no es una oficial. Tampoco hay rastro de ese amigo que me compartió música de ellos años atrás para aclarar los datos nebulosos.

Vientos que llevan a otro rumbo

Llega el año 2024. En el mes de julio, la canción aparece disponible en Spotify, aunque en realidad la encuentro en septiembre, en una de esas búsquedas esporádicas que —¡por fin!— dieron fruto. El sonido mejorado, que hacía muchos años no llegaba a mis oídos, logra que aprecie más la canción y reavive mi interés por Frecuencia. La agrego de inmediato a mis listas de reproducción pertinentes.

Con el fin de contar esta historia, me doy a la tarea de investigar de nuevo sobre la banda. A pesar de los años, sigue sin encontrarse mucha información sobre ellos en la red. En otras palabras, la banda continúa siendo rodeada de misterio. Lo poco que encuentro parece ser un fragmento de información basado en su extinto perfil de MySpace. Ahí encuentro los nombres los tres integrantes.

Gabriel Márquez: Voz, Guitarra

Saso Palacio: Bajo, Coros

Alfonso Posada: Batería

Busco en Google de nuevo, pero no hallo ninguna coincidencia, más cuando el cantante y guitarrista, Gabriel Márquez, es cuasihomónimo de uno de los escritores más famosos de la historia. Me topo con un callejón sin salida. Bueno, eso hasta que me encuentro con este viejo comentario en la primera versión de la canción subida a YouTube:

Mi vocación de detective musical me agarra sin misericordia por las orejas e impide que ignore esta pista. Nada pierdo con tratar de contactar esa dirección de email. Así lo hago, espero dos minutos a que el mensaje no me rebote. No sucede. La dirección continúa activa. También hallo una coincidencia en Instagram de un perfil privado, lo agrego. Solo queda esperar.

Horas después, a la mañana siguiente, recibo una respuesta:

Mi cabeza casi explota. Después de tantos años por fin puedo encontrar respuestas de primera mano de uno de los miembros de la banda. Me pongo en contacto por WhatsApp con él ese mismo día. Nos comunicamos en un principio a punta de notas de voz (por petición mía). Le reitero el propósito mío de contactarlo: resolver incógnitas sobre «Tu templo» y sobre Frecuencia.

Tengo tantas preguntas en mi cabeza que le solicito reunirnos en una videollamada y grabarla con el fin de poder luego revisitar la información brindada con más calma y mirar qué mismo me será de utilidad para el presente escrito.

No dimensiono el alcance de esa petición, la cual se cumple el fin de semana siguiente. No exagero al afirmarlo: nunca en mi vida había estado conectado tanto tiempo en una llamada con alguien (más de tres horas). Gabriel se pasa de humilde y de generoso con su tiempo y con el sinfín de datos que me brinda sobre la historia de la banda, las canciones (no solo «Tu templo») y su propia vida. Es un tipo afable, carismático, elocuente, muy concentrado en lo que me comparte (no pierde el hilo de la conversación a pesar de una que otra interrupción). Así se haya alejado de los escenarios hace tantos años, sigue siendo todo un frontman.

Una continuación inesperada

Como ya lo he mencionado en otras paradas, esta bitácora se trata de un viaje, uno que no tiene una hoja de ruta, uno en el cual este capitán hace caso a las estrellas rutilantes, al flujo del viento para dirigirse a una nueva aventura. La conversación con Gabriel no es cualquier estrella, es una bien refulgente. Mientras converso con él, por segundos olvido que soy yo quien está al otro lado como interlocutor, me siento como si estuviera ante una de tantas entrevistas que veo y escucho a diario sobre los artistas que me interesan. Es ahí donde se confirma la epifanía que tuve desde el primer minuto de la conversación: esto lo tiene que ver la gente, tarde que temprano.

Gabriel me concede su venía para proceder como estime conveniente. Esta historia continuará…

Posdata

Los archivos de la versión de «El machete» y de «Tu templo», del álbum 2 Gaps, están compartidos directamente en esta publicación, ya que por el momento no están disponibles en ninguna plataforma.

Bonus track

Argonautas, para su facilidad acá tienen el enlace a Spotify.

Julio César Arias Gómez

Ver comentarios

  • Todo un frontman capitan
    Y me refiero a vos por la "terquedad" de continuar investigando para beneficios musicales propios y que luego serán rutas tatuadas cuál mapa de tesoros para los argonautas.

    Me enrole y aprendí

    Gracias Capitán

  • Muy bacano! Quedé con la intriga de tu conversación con Gabriel!! Espero con ansias la próxima parada!!

  • Todo un frontman capitan
    Y me refiero a vos por la "terquedad" de continuar investigando para beneficios musicales propios y que luego serán rutas tatuadas cuál mapa de tesoros para los argonautas.

    Me enrole y aprendí

    Gracias Capitán

  • Muy bacano! Quedé con la intriga de tu conversación con Gabriel!! Espero con ansias la próxima parada!!

  • Julio que nota! Me encanta como transmites tu pasión. Haces que se comience a encender una chispa de intriga y amor por la música y queramos saber más de este encuentro y de lo que está por venir.

    • Gracias, Nas. Y a mí me encanta que te encante. Muchas gracias por leer. Pendiente la próxima parada.

  • Julio que nota! Me encanta como transmites tu pasión. Haces que se comience a encender una chispa de intriga y amor por la música y queramos saber más de este encuentro y de lo que está por venir.

    • Gracias, Nas. Y a mí me encanta que te encante. Muchas gracias por leer. Pendiente la próxima parada.

  • Julio me identifico con vos, aveces es increíble en como una melodía o la letra de una canción te atrapen con tal pasión e interés, y así surge esa necesidad de exploración, de saber más sobre el artista.
    Me gustó mucho la canción Templo, su sonido me evoca esos tiempos de infancia, en los que quería escuchar todos los discos que mi hermano tenia en su habitación, de ahí comenzó mi pasión por la música.
    Gracias Julio por evocar esas emociones.

    • Gracias Cami. De eso trata la música: es un viaje de conexiones, reacciones e influjos.

  • Julio me identifico con vos, aveces es increíble en como una melodía o la letra de una canción te atrapen con tal pasión e interés, y así surge esa necesidad de exploración, de saber más sobre el artista.
    Me gustó mucho la canción Templo, su sonido me evoca esos tiempos de infancia, en los que quería escuchar todos los discos que mi hermano tenia en su habitación, de ahí comenzó mi pasión por la música.
    Gracias Julio por evocar esas emociones.

    • Gracias Cami. De eso trata la música: es un viaje de conexiones, reacciones e influjos.

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Publicado por
Julio César Arias Gómez

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