
Argonautas, a casi un año de haber iniciado este viaje, quisiera celebrarlo con uno de mis cuentos. Acá, un corto trasfondo sobre éste.
Mi tiempo durante la universidad despertó en mí un gusto por la escritura. A partir de unos ejercicios, que se convirtieron en cuentos que aún hoy sobreviven, descubrí que podía tener un grado de talento que necesitaba atención y práctica. Todo esto entre los años 1997 y 2000. Al graduarme me olvidé de esa pasión en progreso. Había quedado sólo como un ejercicio académico. Todo eso hasta el año 2003, cuando Teresita, la mamá de mi mamá, me narró cómo había muerto su papá en zona rural de su natal Fredonia cuando ella apenas era una infante. Me pareció tan increíble que merecía ser escrita. Tomé unos apuntes de sus anécdotas y me puse escribir la historia al otro día; la complementé con mi propia imaginación. Fue un impulso que no pude frenar. ¿Con qué intención lo hice? Todavía hoy no lo tengo claro. El caso es que luego le enseñé dicha historia ya terminada a mi novia (ahora esposa), Maryi Cristina. Su reacción de aprobación y maravilla frente a lo que había escrito fueron tan sinceras que fueron la mecha que necesitaba para encender mi pasión por la escritura. Así terminé escribiendo una historia tras otra, 10 en total; a ellas le sumé cuatro historias que había escrito durante la universidad. Entre 2005 y 2007 estuvo peregrinaje editorial y de concursos de cuento sin ningún resultado positivo. A finales de 2007 decidí postular una de las historias para que la, por desgracia, desaparecida revista Número la publicara. Era una revista de publicación trimestral, a la cual estaba suscrito hacía rato; disfrutaba mucho de su contenido. Me animé a postularme gracias al escritor Roberto Rubiano, con quien me puse en contacto vía email, por intermedio de la editorial Villegas Editores, luego de leer su libro «Alquimia de escritor», que causó una profunda huella en mí. Resultó ser un hombre muy afable y generoso. Me brindó varios consejos sobre mi quehacer como escritor novato. Entre ellos enviar mis cuentos a revistas literarias y participar en concursos. En particular, me instó a recurrir a la revista en cuestión, pues los consideraba también generosos.
En octubre de 2007 atendí su recomendación. Me puse en contacto con la revista para consultar los detalles técnicos de la postulación. Seleccioné Duermen, una historia de mi colección que consideré podría funcionar más por su temática sobre el conflicto colombiano. Todo dio fruto el 20 de febrero de 2020, cuando sin preámbulo me respondieron esto:

Era una aprobación tácita: mi cuento sería publicado por ellos. Esa felicidad fue insondable. No sé que se sentirá ganarse un concurso literario, pero debe ser cercano a ese sentimiento. Comencé a comunicarles la noticia a todos los que sabría que les interesaría conocer mi alegría. De igual manera, una vez publicada la versión 56, en la cual fue publicado Duermen, le escribí a Roberto Rubiano:

Para mi sorpresa, al cuento le incluyeron ilustraciones, unas que me gustaron mucho, pues captaban el sentimiento sombrío e inocente de la historia. Fiel a mi impulso de ponerme en contacto con las personas que admiro, le escribí y le agradecí a la ilustradora, Lina Parra:

Bueno, que esta parada sirva como preámbulo para celebrar el primer año de este viaje de esta bitácora. En la próxima oportunidad compartiré Duermen con ustedes, le incluiré las ilustraciones escaneadas que Lina realizó. Me puse en contacto con ella después de 17 años, me concedió su aprobación para utilizar su arte en esta celebración.
A leerlo entonces capitán. Publica ese primer aniversario……